Os dias são-me de esperança e de um contínuo batalhar. E de um permanente desafio. Uso a técnica do bypass, uma forma de atuar que apurei nos anos do Campo Arqueológico de Mértola. Contornam-se as sitações mais difíceis sem choques nem roturas.
A minha esperança é pragmática. A de Juan Ramón Jiménez não é pragmática, mas é infinitamente mais bonita. A tela de Pedro Chorão (Chegada à Quinta nos anos 50, 1994) aparece porque Pedro Chorão pinta sempre a esperança.
Esperanza
¡Esperar! ¡Esperar! Mientras, el cielo
cuelga nubes de oro a las lluviosas;
las espigas suceden a las rosas;
las hojas secas a la espiga; el yelo
sepulta la hoja seca; en largo duelo,
despide el ruiseñor las amorosas
noches; y las volubles mariposas
doblan en el caliente sol su vuelo.
Ahora, a la candela campesina,
la lenta cuna de mis sueños mecen
los vientos del octubre colorado...
La carne se me torna más divina,
viejas, las ilusiones, encanecen,
y lo que espero ¡ay! es mi pasado.
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